Carlos Soelro
La relación entre la violencia y la perversa ineptitud de los administradores estatales es directamente proporcional. Si muchas veces se dijo que las imágenes hablan por sí mismas, habrá que reiterarlo porque las imágenes de Neuquén, Salta y ahora Santa Cruz son elocuentes. Las marcas en los cuerpos son de balazos y garrotes gubernamentales.Un maestro asesinado y un gobernador que de modo autista sigue en su poltrona,Trabajadores aporreados, obligados a dispersarse con gases y balas, aquí y allá.En el Norte y el Sur, los funcionarios tienen la malvada costumbre de poner en sospecha a las víctimas de la represión, las que seguramente “algo habrán hecho”. Por supuesto que algo hicieron y hacen, reclamar por sus legítimos derechos a percibir retribuciones dignas.El mismo Estado que paga en negro la mayor parte de los salarios a los trabajadores estatales es el que persigue a la población para exigirle el cumplimiento impositivo puntual y efectivo. Claro “la nueva cultura tributaria” implica que continuemos pagando los trabajadores para sostener a cualquier costo los privilegios prebendarios de minorías asociadas al capital vernáculo y transnacional.Mientras continúa el macabro festival represivo, el presidente prefiere las quebraduras de miembros de los de abajo para persistir en la opresión y la rapiña.Ya lo sabemos la única senda a transitar es la organización popular y la lucha.Ellos no cambian, nosotros somos más y podemos demostrarlo con la resistencia y la dignidad.
casolero_1@hotmail.com
jueves, 15 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario